“Si observas una persona realmente feliz, la encontrarás construyendo un barco, escribiendo una sinfonía, educando a sus hijos, plantando dalias en su jardin o buscando huevos de dinosaurio en el desierto de Gobi. No la encontrarás buscando la felicidad como si fuera la cuenta de un collar que se ha deslizado bajo el radiador”. (W. Beran Wolfe)
He dilatado más de la cuenta la redacción de este post resumen, pero es que estaba tan a gusto paladeando las sensaciones, que me resistía a describir de manera ordenada lo que supuso pasar unas horas -hace un par de semanas- en los talleres de pan de Ibán Yarza, el autor del blog Te quedas a cenar.
En concreto estuve en una clase de panes dulces, durante la cual preparamos un delicioso pan inglés de sandwich con prefermento de 24 horas, un pain de mie ¡que puede disfrutarse en dos horas! y un pan de leche de Hokkaido que me robó el corazón, porque sacarlo del horno es simplemente espectacular. Además preparamos crumpets y scones y los degustamos en un tea time bien completo, ¡con auténtica clotted cream traída expresamente de Londres! Al día siguiente, Ibán nos dio una introducción a la panificación artesanal, los tipos de harinas y levaduras, las formas de amasado y formado, y respondió a todas nuestras inquietudes acerca de la masa madre. A lo largo de la mañana fuimos practicando con una masa de pan de pueblo aunque la pobre sufrió el exceso de tiempo y entusiasmo de amasado de esta aprendiz. Tras el primer levado, nos llevamos la masa a casa para hornearla, pero la mía sobrefermentó durante el viaje y no tuvo oportunidad de dar mejor de sí misma. Aquí podeis ver algunas fotos de lo mejor de ambos talleres, y en próximas entradas iré narrando mis primeros experimentos en casa.
De principio a fin, los talleres de pan fueron una experiencia tan gratificante y enriquecedora que decidí regalarme unos días para saborear con calma las impresiones que me dejaron, ordenar los conocimientos adquiridos y poner en práctica las técnicas que nos enseño Ibán. Pero sobre todo me permitió visualizar un poquito mejor el lugar en el que estoy, hacia donde parece que estoy yendo, y empezar a entender porqué me muevo. Ahora, que lo veo con cierta distancia, diría que asistí a una representación teatral magistralmente interpretada por el maestro Yarza, quién demostró que tiene un conocimiento hondo, intenso y cálido sobre el pan. Hondo porque abrazaba cuestiones de historia, química, cultura, materias primas, utensilios, técnicas y de la alquimia del pan - entendido no sólo como alimento sino también como proceso y como hecho cultural-. Intenso, porque todo lo que explicaba era fruto de la curiosidad, la experimentación y la perseverancia, del diálogo con los panaderos y los bloggeros, y de la honestidad. Y cálido, porque en sus palabras, en sus gestos, en su actitud al explicar se percibía una pasión auténtica por el pan, una ternura y un punto de locura, como sólo aquell@s que aman esta afición (o cualquier otra, pero de verdad!) supongo que deben sentir. Mientras estábamos amasando, alguien pronunció las palabras mágicas: "Esto es la felicidad". Y sentí que probablemente estaba en lo cierto, que aquel instante se le parecía mucho :-)
Alguien me preguntó ayer sobre mi relación con la cocina. No lo puedo describir de manera clara, pero intuyo que algo se está cociendo dentro de mí y que tiene relación con ella. En el taller de pan sentí una paz y una serenidad increibles, de encontrarme en un lugar donde mi corazón quería estar. Aunque los conceptos a veces eran complejos, o alguna técnica de amasado se me resistía, mi mente fluía con facilidad, asentaba ideas, iba descartando detalles de mi forma de trabajar el pan hasta entonces, adaptando los tiempos de las recetas a mi vida diaria (como dijo Ibán, "el sabor del pan proviene del tiempo") y reflexionando acerca de lo que iba absorbiendo. Pero a la vez, sentí bien cerca a la niña que jugaba a cocinitas en el jardín, la que los sábados por la mañana ponía en práctica los recetarios para niños y la que ojeaba los libros de cocina de mamá. La que durante la carrera enseñó a hacer crêpes a sus compañeros de piso, la que quiso entender Argentina a través de su cocina, la que por mucho tiempo cocinó sólo para ella. Ví a la que se pierde en los mercados y compra cosas de cocina cuando viaja. A la que busca restaurantes, tiendas, panaderías. A la que añora desayunar en Madrid, tapear en Granada, compartir una paellita frente al mar, cenar en Marruecos. A la que renueva la ilusión leyendo, surfeando, viendo programas de cocina, escribiendo este blog. A la que cavila un nuevo pan que hacer y disfruta haciendo postres con los chicos. A la que adora tener para quien cocinar. A la que busca refugio en la cocina cuando está estresada y a la que no necesita recopilar conocimientos, sino disfrutar de esos momentos. Y si todo eso que surgió, en el taller de pan, no era la felicidad, creo que también se le parecía mucho.
De camino al aeropuerto puse por escrito algunas ideas que habían revoloteado durante la clase. A medida que las escribía, percibía que ya tengo las habilidades para hacerlas realidad, que sólo faltaba atreverse a intentarlo, que era tiempo de pasar del yes you can al just do it... Cierto es que, a medida que las emociones han ido reposando, han ido aflorando temores e inseguridades, pero cuando llegan, recuerdo la frase de M. Clement Stone «Todo lo que la mente puede concebir se puede lograr» y me pongo a hacer pan o me siento en el portátil a concretar un poco más aquellas ideas. Ya veremos dónde me lleva todo ello.
lunes, 26 de abril de 2010
Próxima estación: Barcelona. Correspondencia con la felicidad
Escrito por aprendizdepanadera
Etiquetas: panadera
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8 comentarios:
Sólo se me ocurren dos cosas:
que leerte es una delicia, y, que aproveches el momento... no se dan muchos así en la vida.
Saludos
Me ha hecho sentir bien tu post. Trasmites perfectamente lo que sientes. Gracias.
Buen día
Ànims , és el que m'inspira dir-te ara. Quan he llegit el teu relat m'has fet sentir identificada o més ben dit m'he identificat amb tu amb bona part del teu relat. I percebesc que tens un camí obert davant teu i que estàs a punt d'empendre. No sé si t'anirà bé o no , però el que se m'ocorr és dir : ÀNIMS!!!. Jo també crec que tot el que és capaç d'imaginar, concebre i compendre és pot dur a terme.
Esperarem la teva deicisió amb impaciència.
Una abraçada
Un post precioso, has estado donde yo querría estar.
Un besico.
Ooohh!!!magnífico post... palabras llenas que salen desde dentro para transmitir la (tu) felicidad...!!
Besos
No he podido dejarte un comentario hasta ahora, aunque te he leído a media tarde.
Estaba en la oficina y tus palabras me han puesto la piel de gallina.
Empecé a cocinar cuando me fui de casa hace 4 años, más por necesidad que por otra cosa, y poco a poco me he ido enganchando... ahora es mi puerta de escape, mi momento, sólo yo y los ingredientes... Tal y como tú dices, felicidad.
Gracias por este fantástico post y sigue siendo feliz.
hola! ¿sabeis la felicidad que produce abrir el email y encontrarse todas estas palabras de cariño!!!!???
Me parece mágico que otras personas 'regalen' un poquito de su tiempo para pararse a leer mi post y dejar sus comentarios :-)
Y me parece aún más mágico saber que en cualquier rincón del mundo hay alguien más (muchos más!) a quien se le eriza la piel ante estas situaciones, alguien dispuesto a compartir un rato de alquimia y risas en la cocina, en la mesa, o donde sea pero desde la autenticidad y la conciencia.
Besos para todas!
Hola panadera,
Aquesta entrada me pareix preciosa. No tan sols el que dius, sinó també com ho dius. Esper que trobis el que cerques aviat, crec que ja hi ets aprop. Només cal que allarguis un poc més la mà... i ja ho tens. Llegint-te m'ha vengut al cap la cançó de Llach "Itaca"
"Quan surts per fer el viatge cap a Itaca, has de pregar que el camí sigui llarg, ple d'aventures, ple de coneixences. Has de pregar que el camí sigui llarg, que siguin moltes les matinades que entraràs en un port que els teus ulls ignoraven, i vagis a ciutats per aprendre dels que saben".
Molta sort!
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