sábado, 26 de mayo de 2012

Mayo, el mes de las fotos

Al no tener destino, nunca me siento perdido (Ikkyū)

Sin saber cómo ni cuando, ni porqué, me ha surgido un interés inusitado hacia la fotografía gastronómica. Os hablaba de ello en una reciente entrada porque he estado inmersa en el curso Superstar que imparte la fabulosa (y cada día más idolatrada por mí) Jackie Rueda. Puedes ver algunas fotos suyas de comida aquí. El curso justo ha acabado pero ya extraño a Jackie (gracias de nuevo, eres la mejor!) por la humildad y generosidad con que comparte trucos e ideas clave y por ese sentido del humor con el que aprender se vuelve adictivo... Cuando haya reposado un poquito las sensaciones, haré una entrada sobre ello. Os adelanto que me muero de ganas de ir poniendo en práctica todos sus consejos, como también de seguir aprendiendo y en cuanto pueda, me apunto a otro curso de su escuela de fotografia llamado Atelier.

Pero encima el fin de semana pasado tuve el lujazo, el inmenso privilegio, de visitar el estudio de la fotógrafa gastronómica Becky Lawton y asistir a una masterclass, es decir pude verla en acción, preparando y fotografiando sets para fotografías de comida, pude observar sus trucos de composición y encuadre, recibí mil sus consejos y aclaré todas las dudas que tenía. Las fotos que os pongo en el siguiente slideshow no son suyas, por supuesto, sino las que fui haciendo durante la jornada.



Para quienes no conozcais a Becky Lawton os diré que es la fotógrafa habitual de la revista catalana Cuina, que recordareis por sus sugerentes portadas. Además, son obra de Lawton las imágenes que ilustran diversos libros de cocina entre ellos mi libro de cabecera: Pan en casa, del horno al corazón, de Anna Bellsolà (aquí, entrevista a Bellsolà). Supe de Lawton precisamente por las fotografías de ese libro, y luego la reencontré hojeando la revista Cuina, una publicación que me tiene fascinada con la creatividad y belleza que desprenden cada una de las imagenes, además por supuesto de la versatilidad de propuestas culinarias, algunas están firmadas por Carme Ruscadella, Mariona Quadrada, Jordi Roca e Iker Erauzkin (otra entrevista, aquí). Precisamente con este último, Lawton creó Delicooks, editorial especializada en gastronomía.

La masterclass fue un día intenso y creativo a partes iguales. A las 9 de la mañana acompañamos a Íker al Mercado de la Boquería para que nos enseñara a seleccionar los mejores productos. Aunque una materia prima fresca y de calidad siempre es fundamental, en fotografía gastronómica no se buscan sólo aquellos alimentos más sabrosos, ideales para una buena mesa, sino especialmente aquellos más fotogénicos, los que darán la talla bajo los flashes y el zoom de la cámara. Las dimensiones (el tamaño o el corte), la paleta cromática y la temporada óptima del producto son tres aspectos a tener muy en cuenta a la hora de organizar la compra para poder realizar fotos de calidad.

Seguidamente, ya en Delicooks, aprendimos a cocinarlos en su justa medida y con los trucos necesarios para que luzcan luminosos y coloridos en las portadas de las mejores publicaciones y revistas gastronómicas. Iker preparó cinco platos que representan cinco retos y que expresan bien las nociones básicas que deben conocerse a la hora de afrontar con solidez un proyecto de fotografía gastronómica: spaguettis con cherries y aceitunas negras, una sopa de tomate con trigueros, una ensalada, un entrecot de ternera con chips de boniato y patata morada, y finalmente un pseudohelado de fresa (pues en realidad nos enseñó el truco para simular un helado que pueda resistir una sesión de fotos).

Una vez que Íker había terminado cada uno de estas elaboraciones, pasábamos al estudio donde Becky Lawton iba preparado un set acorde con la naturaleza de cada plato, tanto cromática como temáticamente. Con ayuda de su asistente nos fue enseñando cómo combinar elementos, ubicarlos en el espacio a fotografiar, tanto tablas como fondos, cubertería y vajillas, y otros elementos que confieren atmósfera, textura, profundidad y escala a cada fotografía. Era mágico observar como el ojo mágico de Becky ubicaba espacialmente cada objeto sobre la superficie, sin apenas retoques, y luego realizaba un disparo enfocando desde un determinado ángulo (siiiii, un solo disparo, no os parece maravilloso?) y todo encajaba y lucía a la perfección. O casi, porque después de ir ajustando mínimamente los diferentes elementos, y repetir la fotografía tres o cuatro veces más, Becky se daba por satisfecha con la última imagen y procedía a desmontar la pequeña obra de arte que suponía el bodegón. Y se preparaba para el siguiente, eligiendo entre los miles de accesorios de los que dispone: platos, cucharas, telas y tablas de todos los estilos, formas, tamaños y colores con los que consigue que, en Delicooks, no haya dos fotos iguales.

La última parte de la sesión, ya en la recta final, corrió a cargo de Christian Lobo (otra entrevista, aquí), que se encarga del tratamiento o postproducción de las fotografías de Becky. Nos enseñó las pautas básicas a seguir en el revelado y retoque de las imágenes, los parámetros fundamentales a tener en cuenta y el procedimiento u orden a realizar. Esa fue para mí la parte más difícil puesto que jamás he usado Photoshop (algo evidente si mirais las fotos de este blog) pero bueno, como no tengo otro reto en la vida pues nada, me pondré este verano a aprender Photoshop...

En fin, el porqué lo desconozco pero parece que la fotografía se va alineando por lo menos cerca, no diré en paralelo, a la gastronomía. Seguiremos avanzando a ver adonde me lleva esta aventura y qué me depara el destino....

1 comentario:

Cuina Cinc dijo...

Muchas gracias!!
buen fin de semana!!