lunes, 26 de abril de 2010

Próxima estación: Barcelona. Correspondencia con la felicidad

Si observas una persona realmente feliz, la encontrarás construyendo un barco, escribiendo una sinfonía, educando a sus hijos, plantando dalias en su jardin o buscando huevos de dinosaurio en el desierto de Gobi. No la encontrarás buscando la felicidad como si fuera la cuenta de un collar que se ha deslizado bajo el radiador”. (W. Beran Wolfe)

He dilatado más de la cuenta la redacción de este post resumen, pero es que estaba tan a gusto paladeando las sensaciones, que me resistía a describir de manera ordenada lo que supuso pasar unas horas -hace un par de semanas- en los talleres de pan de Ibán Yarza, el autor del blog Te quedas a cenar.

En concreto estuve en una clase de panes dulces, durante la cual preparamos un delicioso pan inglés de sandwich con prefermento de 24 horas, un pain de mie ¡que puede disfrutarse en dos horas! y un pan de leche de Hokkaido que me robó el corazón, porque sacarlo del horno es simplemente espectacular. Además preparamos crumpets y scones y los degustamos en un tea time bien completo, ¡con auténtica clotted cream traída expresamente de Londres! Al día siguiente, Ibán nos dio una introducción a la panificación artesanal, los tipos de harinas y levaduras, las formas de amasado y formado, y respondió a todas nuestras inquietudes acerca de la masa madre. A lo largo de la mañana fuimos practicando con una masa de pan de pueblo aunque la pobre sufrió el exceso de tiempo y entusiasmo de amasado de esta aprendiz. Tras el primer levado, nos llevamos la masa a casa para hornearla, pero la mía sobrefermentó durante el viaje y no tuvo oportunidad de dar mejor de sí misma. Aquí podeis ver algunas fotos de lo mejor de ambos talleres, y en próximas entradas iré narrando mis primeros experimentos en casa.



De principio a fin, los talleres de pan fueron una experiencia tan gratificante y enriquecedora que decidí regalarme unos días para saborear con calma las impresiones que me dejaron, ordenar los conocimientos adquiridos y poner en práctica las técnicas que nos enseño Ibán. Pero sobre todo me permitió visualizar un poquito mejor el lugar en el que estoy, hacia donde parece que estoy yendo, y empezar a entender porqué me muevo. Ahora, que lo veo con cierta distancia, diría que asistí a una representación teatral magistralmente interpretada por el maestro Yarza, quién demostró que tiene un conocimiento hondo, intenso y cálido sobre el pan. Hondo porque abrazaba cuestiones de historia, química, cultura, materias primas, utensilios, técnicas y de la alquimia del pan - entendido no sólo como alimento sino también como proceso y como hecho cultural-. Intenso, porque todo lo que explicaba era fruto de la curiosidad, la experimentación y la perseverancia, del diálogo con los panaderos y los bloggeros, y de la honestidad. Y cálido, porque en sus palabras, en sus gestos, en su actitud al explicar se percibía una pasión auténtica por el pan, una ternura y un punto de locura, como sólo aquell@s que aman esta afición (o cualquier otra, pero de verdad!) supongo que deben sentir. Mientras estábamos amasando, alguien pronunció las palabras mágicas: "Esto es la felicidad". Y sentí que probablemente estaba en lo cierto, que aquel instante se le parecía mucho :-)



Alguien me preguntó ayer sobre mi relación con la cocina. No lo puedo describir de manera clara, pero intuyo que algo se está cociendo dentro de mí y que tiene relación con ella. En el taller de pan sentí una paz y una serenidad increibles, de encontrarme en un lugar donde mi corazón quería estar. Aunque los conceptos a veces eran complejos, o alguna técnica de amasado se me resistía, mi mente fluía con facilidad, asentaba ideas, iba descartando detalles de mi forma de trabajar el pan hasta entonces, adaptando los tiempos de las recetas a mi vida diaria (como dijo Ibán, "el sabor del pan proviene del tiempo") y reflexionando acerca de lo que iba absorbiendo. Pero a la vez, sentí bien cerca a la niña que jugaba a cocinitas en el jardín, la que los sábados por la mañana ponía en práctica los recetarios para niños y la que ojeaba los libros de cocina de mamá. La que durante la carrera enseñó a hacer crêpes a sus compañeros de piso, la que quiso entender Argentina a través de su cocina, la que por mucho tiempo cocinó sólo para ella. Ví a la que se pierde en los mercados y compra cosas de cocina cuando viaja. A la que busca restaurantes, tiendas, panaderías. A la que añora desayunar en Madrid, tapear en Granada, compartir una paellita frente al mar, cenar en Marruecos. A la que renueva la ilusión leyendo, surfeando, viendo programas de cocina, escribiendo este blog. A la que cavila un nuevo pan que hacer y disfruta haciendo postres con los chicos. A la que adora tener para quien cocinar. A la que busca refugio en la cocina cuando está estresada y a la que no necesita recopilar conocimientos, sino disfrutar de esos momentos. Y si todo eso que surgió, en el taller de pan, no era la felicidad, creo que también se le parecía mucho.

De camino al aeropuerto puse por escrito algunas ideas que habían revoloteado durante la clase. A medida que las escribía, percibía que ya tengo las habilidades para hacerlas realidad, que sólo faltaba atreverse a intentarlo, que era tiempo de pasar del yes you can al just do it... Cierto es que, a medida que las emociones han ido reposando, han ido aflorando temores e inseguridades, pero cuando llegan, recuerdo la frase de M. Clement Stone «Todo lo que la mente puede concebir se puede lograr» y me pongo a hacer pan o me siento en el portátil a concretar un poco más aquellas ideas. Ya veremos dónde me lleva todo ello.

sábado, 10 de abril de 2010

Destino: Barcelona



El mundo está lleno de coincidencias curiosas y sorprendenteS [todo se conecta, nada se pierde, todo se transforma, me recuerda Drexler]. Ayer, en menos de un minuto, me susurraron (digitalmente) dos palabras mágicas que me hicieron recordar aquel juego de la infancia (creo que se llamaba Telefóno) que consistía en ir pasando un mensaje y después ir diciendo en voz alta lo que habíamos creido entender del anterior jugador, y lo que habíamos querido decir al siguiente. Era muy divertido ver cómo se iba transformando, sin ningún sentido, un concepto o frase, aunque a menudo había alguna similitud fonética, y como a veces la mente (o el oído) nos jugaba una mala pasada.

En mi caso, dos personas me susurraron sendos conceptos (como decía el juego, "por aquí me han dicho..."): "trempó" [ensalada típica de Mallorca] y "revolvió" [del verbo revolver]. Quizás a vosotros no os digan nada, pero yo, al recibir esos mensajes, encontré algo en común entre ellos, y sentí que me tocaba susurrar algo a mí. Me cuesta encontrar una única palabra, porque en la cabeza tengo un revuelto de ideas, una macedonia, una sopa de letras. Quizás entre todas ellas, hoy resuena con más fuerza "destino" (o como decíamos al jugar: "...y por aquí yo dije").

Porque mira que es sorprendente este mundo, si te paras a observarlo. Está lleno de situaciones afortunadas e inesperadas, de coincidencias con las que te encuentras de manera casual, fortuita, accidental, lo que algunos llaman serendipity [por cierto, en la película Serendipity, así se llama la pastelería donde se conocen los protagonistas y dejan en manos del destino el volverse a ver].

Pero mejor me paro de divagar, de hablar del destino y de buscar coincidencias. Y me marcho unos días a hacer pan en obrador ajeno. Destino: Barcelona.

Y es que, ya rizando el rizo, en lo que a juegos de palabras se refiere, esta aprendizdepanadera va a poder conocer (por fin!) a quien también empezó siendo un aprendiz de panadero (bueno en realidad empezó mucho antes de este espectacular stage en Ottolenghi que fue la envidia de muchos aprendices) pero hoy en día es mundialmente y merecidamente conocido como el Maestro Yarza. ¡¡¡Plas plas plas!!!

¡A la vuelta, más!

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Por qué fue suficiente

Hablarle con los ojos
Desde allí
Si en ese mismo instante
Su vida era tranquila
Y feliz

La vino a revolver
Con bollitos y miel
Mareas en la tierra
El cielo iba cubriéndose de gris
Porque salió en torrente
El miedo y las ganas de sentir
Y quiso saborear
La masa de su pan

Revolvió su calor, con su voz
Con leche y azúcar se lo dio a beber
Moldeó el corazón, la razón
Con unos besos de ron y miel
Horneó con su aliento su pelo
Y caramelo parecía al terminar
Y quiso saborear
La masa de su pan

Escríbele canciones
Envíale tu voz donde él esté
Nadando por su almohada
Le vino a visitar en sueños él
La vino a revolver
Y se dejó hacer
Estampidas en la tierra
El cielo iba tiñéndose marfil
Porque brotó en torrente
El verbo y las ganas de sentir
Y pudo saborear
La masa de su pan

Revolvió, su calor, con su voz
Con leche y azúcar se lo dio a beber
Moldeó el corazón, la razón
Con unos besos de ron y miel
Horneó con su aliento su pelo
Y caramelo parecía al terminar
Y pudo saborear
La masa de su pan

Revolvió, Bebe

jueves, 8 de abril de 2010

sobrassada & blogs

Estoy agrupando en un blogroll aquellos blogs de cocina que se escriben aquí, en las Islas Baleares. Me está costando un poco, porque no todos los autores mencionan en sus perfiles el lugar desde donde escriben. Por ello, hago un llamamiento a la colaboración de los lectores de este blog:

- si resides en las Baleares y tienes un blog de cocina, te agradeceré que dejes en esta entrada una referencia: el nombre del blog, la URL, tu nombre, municipio e isla de residencia

- si no tienes un blog pero igualmente conoces algún blog de cocina escrito en Baleares, también puedes participar dejando aquí la referencia

Los autores de estos blogs pueden ser cocineros aficionados, o cocineros profesionales, pero deben residir en las Islas Baleares

Sólo se considerarán válidas las referencias a blogs cuya temática principal sea la cocina, no que de manera esporádica o casual tengan alguna entrada relativa a gastronomía.

Entre todas las aportaciones recibidas - por parte de los propios autores o de lectores de blogs de cocina escritos en Baleares- sortearé un ejemplar del libro “Sobrassada de Mallorca, sabor y color”, escrito por el gastrónomo Antoni Pinya y editado por el Consejo Regulador Sobrassada de Mallorca Indicació Geogràfica Protegida. Esta publicación recoge 30 recetas en las que la sobrasada es el ingrediente fundamental. El libro recibió el premio Gourmand en la categoría de mejor libro de cocina mediterránea del año 2003 en idioma español. Y recibió una mención de honor en los Gourmand World Cookbook Awards (considerados “los oscars de la gastronomía”) en la categoría de cocina mediterránea, por la originalidad y la creatividad de las recetas.

Último día para participar: domingo 18 de abril de 2010

Al día siguiente, actualizaré esta entrada comunicando el nombre de la persona ganadora.

domingo, 4 de abril de 2010

Semana de Pasión (por los dulces)

(Ilustración realizada por Maribel Castells, para ser publicada en el blog inglés They Draw and Cook)

Aprovechando la pausa por vacaciones pasamos algo más de tiempo en la cocina. Esta mañana hemos preparado crespells, un dulce tradicional de estas fechas que según los entendidos es de origen sefardí -por la forma de estrella de seis puntas o de David, probablemente la más tradicional, y por su similitud con el pan ácimo dulce-. En nuestro caso hemos usado cuatro cortapastas (estrella, flor, gallo y pájaro) de un tamaño grande (los hay en tamaño mini).

Con una pasta similar, aunque más fina, se pueden preparar robiols, otro dulce tradicional de la semana santa con forma de medialuna, que va habitualmente relleno de cabello de ángel, crema pastelera, mermelada o requesón -y que se considera igualmente de origen sefardí, como también las empanadas (panades) que se asemejan en forma y relleno a las borekas-.

Para elaborar estos crespells (la misma masa serviría para hacer robiols) hemos utilizado los siguientes ingredientes: 1 kilo de harina, 250 gr de manteca de cerdo sin derretir, 250 gr de azúcar, una taza (para café con leche) de aceite de girasol, otra taza llena de leche, dos yemas de huevo, raspadura de limón y de naranja, y media taza de agua.

Por cuestiones logísticas hemos dividido los ingredientes en dos boles distintos. En uno hemos puesto ralladura de limón, en el otro ralladura de naranja (hay quien le pone zumo de naranja). Con la ayuda de una cuchara hemos mezclado todos los ingredientes en el bol, luego hemos pasado la mezcla a la mesa, donde la hemos amasado un par de minutos, la hemos estirado con la ayuda de un rodillo -no debe quedar excesivamente fina- y con la ayuda de los cortapastas hemos ido creando figuras, y volviendo a amasar, hasta acabar con la masa. Las figuras se colocan sobre papel para horno, con una cierta distancia entre ellas pues crecen un poquito al hornearse. Finalmente han estado en el horno, previamente precalentado, durante 15 minutos (a 180/190º) aunque un poquito más de temperatura les hubiera ido bien, porque han quedado algo pálidos. Se sirven habitualmente fríos y cubiertos de azúcar glas.