miércoles, 18 de noviembre de 2009

Balance de un aniversario

Cumplir años suele ir acompañado de un cierto balance sobre lo que se es, se tiene o se ha conseguido en la vida. Los habrá que no, pero yo soy una persona atenta al calendario y a las cifras, me podeis oir expresiones como "hace diez semanas", "mañana se cumple un año" o "hace dos años estuve allí". La gente más cercana está al corriente de los cambios que ha habido en mi vida durante los últimos meses, por los que no andaba predispuesta a montar saraos ni reunir multitudes para festejar mi cumpleaños (en realidad nunca me han gustado los espacios muy concurridos ni me ha interesado especialmente ser el centro de atención). Me gustan los regalos, como a cualquiera, pero aún valoro más los pequeños detalles, que este año han abundado como nunca. He vivido 24 horas repletas de gestos de cariño, afecto, amor y mimos.

Conservaré siempre en la memoria ciertos aniversarios clave en mi vida: los de la infancia, alrededor de un bizcocho con cobertura de chocolate; los de la carrera, sinónimo de fiesta en los pisos de estudiantes; el que pasé en Londres, con una visita sorpresa desde el norte de Gales; el que tuve hace once años, cuando las piernas flaqueaban y el corazón se fundía; el que me estrené como madre; hace seis años, cuando respiramos aliviados por el resultado de unas pruebas médicas que nos hubieran cambiado la vida; o el anterior, con una caldereta de langosta a la que resulté ser alérgica. El de este año tampoco lo podré olvidar, nunca jamás.

De este día me quiero quedar con muchos momentos especiales: sonrisas impacientes de buenos días, un par de dibujos dignos de enmarcar, un cd que conservaré toda la vida, hornear dos docenas de brownies individuales, tonight tonight sonando a todas horas, sms y emails desde varios países, el abrazo rojo pasión de mis ciberamigos foodies, merendola de media mañana, ese cd repleto de fotos y recuerdos inolvidables de Formentera, hablar con mis abuelos queridos, un email que colorea mi vida profesional para el 2010, improvisar cena y noche en Barcelona, invitaciones para fiestas de cumpleaños ajenas (cuántos escorpio, a mi alrededor!), un vídeo de sesame street, comer con mi mami, las cortinas colgadas por fin!, el abrazo de una buena amiga perdonándome por no haberla llamado en meses, planes de almuerzos y cafés de aquí a la eternidad, un pequeño violinista que me dedica un cumpleaños feliz, la llamada de una mujer valiente, una tarde tranquila en familia, soplar seis velas en lugar de treintaytantas, poesía para la nevera, sacar la diosa en belly dance, un muro lleno de felicitaciones, elegir mi cama nueva, un sms a medianoche.

Gracias de corazón, amigos ángeles que hoy habeis contribuido de algún modo a que éste fuera un día especial para mí. Os quiero dar las gracias, desde el fondo de mi corazón, por estar siempre a mi lado. Por regalarme tantos ratos, aunque haya permanecido en silencio. Por prestarme vuestros hombros y tenderme vuestras manos. Por decir gansadas para conseguir sacarme una sonrisa y por abrazarme de verdad cuando me ha hecho falta. Por escucharme sin dar demasiados consejos y por contradecirme cuando habeis visto que andaba equivocada. Por invitarme a hacer mil cosas juntos y por respetarme cuando no he podido sumarme. Por tener paciencia y saber perdonar mis respuestas desairadas, que no han sido pocas. Cuando he soplado las velas, hoy he pedido ser mejor persona. Espero saber canalizar vuestro apoyo y cariño de tal modo que este deseo de cumpleaños se haga realidad.

Mientras tanto, os regalo unos brownies de cumpleaños preparados según la receta que sigue:

Receta para preparar una vida feliz

De un año cualquiera, tome unos cuantos meses enteros límpielos de amargura, de rumores, de odios y de celos hasta dejarlos tan limpios como le sea posible.

Corte cada mes en 30 o 31 partes. No intente cocinar toda la hornada del año junta, prepare solo una porción a la vez. Mezcle cada dia: una parte de coraje, una de trabajo, una de constancia y una de paciencia.

Agregue partes iguales de esperanza, solidaridad, bondad y fidelidad.

Aromatice con una parte de oración, una de meditación y algunas buenas acciones.

Sazone la mezcla con bastante buen humor, un chorrito de inconsciencia y un toque de locura.

Viértalo en un gran recipiente untado de amor y cocínelo con entusiamo.

Decórelo con algunas sonrisas y sírvalo con calma, generosidad y alegría.

...y listo!

A disfrutar del manjar...

lunes, 16 de noviembre de 2009

Julie, Julia y el arte de la cocina francesa



Anoche disfruté de la que yo considero (habrá quien la encuentre un pestiño) una buena película: Julie&Julia, con Meryl Streep y Amy Adams. Como se puede ver en el trailer, es una película basada en dos historias reales, las de Julia Child y Julie Powell (aquí puedes ver una foto de las auténticas Julia Child y Julie Powell). La primera historia arranca en París, la segunda en Queens. En el caso de matrimonio Child, la trama nos transporta a los años cincuenta y sesenta; en casa de los Powell la historia se centra en doce meses, a partir de agosto del 2002. La cinta muestra la relación que las protagonistas establecen con sus parejas, con la cocina y la comida, con la familia y las amistades, con el trabajo y la vida, pero sobre todo con ellas mismas, especialmente cómo encuentran en su interior las claves para superar una crisis personal, canalizar los anhelos y aspiraciones y sacar a la luz sus cualidades personales y profesionales.

Más allá de conocer los aprendizajes culinarios de las protagonistas, que de por sí considero sumamente interesantes porque todo lo que preparan francamente quita el sentido (excepto el aspic, me apetece probar todas las recetas), creo que se refleja bien lo que significa sentir pasión por la cocina y la mesa. No desde un punto de vista gourmet sino foodie, con el que yo me siento muy identificada, y también por los libros, recetarios, utensilios y blogs de cocina, que son mi otra debilidad.

Sobre este último punto, si me permitís la transgresión, me gusta ver que la identidad digital va tomando cuerpo en los guiones cinematográficos. En la cinta se bordan con fina ironía algunos detalles del universo de los blogs: la estudiada honestidad emocional del que bloguea, su búsqueda de reconocimiento, la percepción de una audiencia imaginaria, la desigual calidad de la expresión literaria, los comentarios complacientes de los lectores, la creación de una comunidad de iguales, la pobre estética del blog, y la relación entre blogs y medios de comunicación convencionales.

Al margen de internet, Julie&Julia deja al descubierto cuánto de nosotr@s mism@s hay en aquello que hacemos y cómo algo aparentemente trivial como una afición refleja en realidad un estilo de vida y una forma de ser, una forma específica de pensar y actuar, que nos convierte en seres únicos y que contribuye a nuestra felicidad. La cinta contiene, pues, situaciones y vivencias con las que me siento identificada, que en este caso se centran en el mundo de la cocina y la mesa pero que creo que son aplicables a cualquier otra afición (sea la naturaleza, el padel, el patchwork, viajar o leer).

Sin ánimo de exhaustividad, las escenas de Julie&Julia transmiten, con ritmo ágil (dos historias en una) y un entusiasmo no exento de ciertos convencionalismos, pero con interesantes guiños, algunos valores interesantes: la curiosidad de experimentar; la magia del aprendizaje; el valor de la constancia y la perseverancia; la frustación que generan las injusticias y las decepciones; la necesidad de proponerse retos; la necesidad de superación; la naturaleza infatigable y valiente; la admiración de Julie hacia Julia; la confianza y el apoyo de l@s que las rodean; el inevitable paso del tiempo y la presión del reloj biológico; el goce de estar a gusto con ellas mismas; las reacciones que se producen ante las dificultades; la conexión entre comida y sexo; el gusto por los detalles y los pequeños placeres; la deliciosa sorpresa de encontrar la felicidad. Por supuesto no son dos mujeres comparables, ni dos historias paralelas, sino dos procesos de crecimiento personal basados en la cocina pero que demuestran que el destino, a veces, arrolla.

Ambas lo muestran estupendamente a lo largo de todo el metraje, por ejemplo Julie reconoce que prepara un pastel de chocolate para olvidar un terrible y frustante día de trabajo, o Julia corta cebolla compulsivamente para no perder el ritmo de las clases en Le cordon bleu. Cocinar les aporta una felicidad que llena sus vidas y además agita sus vidas en pareja, muy especialmente en el caso de los Child cuyo amor, dicho de paso, me recuerda a la gloriosa pareja Hepburn/Tracy. ¡Y hasta aquí puedo contar, sin destripar la película!

El guión de Julie&Julia se basa en tres libros. Por una parte, en el famoso libro de cocina de Julia Child (Mastering the Art of French Cooking) que escribió conjuntamente con Louise Bertholle y Simone Beck -libro de cabecera de las amas de casa norteamericanas-, del que se han hecho ya 49 ediciones, y también en sus memorias, escritas conjuntamente con su sobrino Alex Prud'homme (My life un France). Por otra, el libro de Julia Powell (Julie and Julia: 365 Days, 524 Recipes, 1 Tiny Apartment Kitchen), posteriormente retitulado Julie and Julia: My Year of Cooking Dangerously, que a su vez está basado en el blog The Julie/Julia proyect (ahora ella tiene otro blog llamado What could happen). Por supuesto, el mejor de ellos es la obra de Child, que compila y explica de manera generosa su dilatado aprendizaje de la cocina francesa.

En cambio, el blog (y el libro, pues no se produce un salto cualitativo entre ambos, como sacan a relucir ciertas críticas) de Powell no son sino un dietario personal de sus desventuras en la cocina (y de sus frustaciones personales), pero el toque humano y sencillo que desprende no están exentos de interés (evidentemente este es un comentario subjetivo, debido a la afinidad entre el blog de Powell y este blog). En el caso de las actrices, para mi gusto Streep borda el papel de Child (se dice que puede ser nominada al Oscar) pero seguramente contribuye a ello que su personaje está mejor definido que el de Powell.

En fin, me encantó ver esta película entusiasta y optimista, a la que debo estar agradecida porque en una etapa de reflexión y concretamente en un día gris me hizo sentir esperanzada. Hoy creo que aprendizdepanadera es un proyecto abierto, sin destino conocido pero con una larga travesía en busca de la felicidad, una panadería desde la que aprender a vivir la vida y disfrutar de los pequeños placeres. Como dirían las protagonistas, Bon apetit!!!

sábado, 14 de noviembre de 2009

Cómo hacer un brownie

A ver si me animo este fin de semana a preparar un brownie de chocolate. Me gustaría probar la receta que me mandó Melissa, porque éste otro brownie virtual me sabe a poco ;-)

Brownie de chocolate con nueces

Ingredientes: 50 gr. de nueces picadas (no molidas), 4 huevos, 50 gr. de harina, 150 gr. de azúcar, 150 gr. de mantequilla o margarina, 200 gr. de chocolate (Nestlé postres)

Elaboración: Precalentamos el horno. Fundimos el chocolate junto con la mantequilla en un cazo y lo removemos de vez en cuando para que no se pegue. Mientras tanto, en un bol ponemos el azúcar, la harina y vamos echando los huevos de uno en uno, removiendo bien, para que no se nos hagan grumos. Cuando esté todo bien mezclado, añadimos el chocolate, mezclamos bien, añadimos las nueces y volvemos a mezclar para que se reparta todo. Lo ponemos en un molde y lo metemos en el horno a 180º durante 25 minutos.

Prometo actualizar el blog añadiendo una foto del resultado, dentro de unos días.

Enjoy your weekend, I'll do my best! :-)

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Encender el horno

Ando bastante decaída últimamente, muy triste por distintos avatares y bofetones de la vida, miedosa y retraída, dolida e irascible, y en consecuencia me cuesta concentrarme en los proyectos, tomar decisiones y encontrar energía para llevar a cabo cualquier iniciativa. Por un tiempo perdí incluso el interés por la cocina y me costaba un mundo continuar con el ritmo de hornear y bloguear que había tenido hasta ahora, estaba totalmente desmotivada y desorientada. Hubo quien me planteó que quizás había llegado al final de una etapa, pero dentro de mí sentía justo lo contrario, que deseaba continuar y mejorar como aprendizdepanadera, así que decidí respetar esa necesidad de pausa hasta recuperar la ilusión y la motivación, si es que regresaban.

Sin ser yo entonces consciente, con este gesto estaba desvistiendo de toda obligación lo que había nacido desde el corazón y quería volver a su sitio: cocinar con amor. Con el paso de los días fui dejando aparcados el dolor y la rabia de la situación que me envuelve, cerré los ojos y transité en silencio en busca de la esencia de las cosas que me gustan y me hacen feliz, confiando en que mi corazón guiaría mis pasos. Llegué a un lugar calmado y cálido, cuya serenidad auténtica me animó a sentarme a descansar, y con el tiempo vi pasar mis sueños, mis esperanzas y deseos, las nostalgias y soledades que me acompañan, la necesidad y voluntad constante de cambio, y el coraje perdido.

Dice la cita que "si amas algo déjalo libre; si vuelve es que era tuyo, si no vuelve, nunca lo fue". Me gusta ver que poco a poco regresan el equilibrio perdido y las ganas de pasar un rato entre recetarios, harinas y demás. Poco a poco, suavemente como ese viejo amor fiel y cariñoso que no busca grandes y sonoros fastos sino pequeños gestos auténticos, yo retorno a la cocina a preparar cosas simples pero que me permitan poner el alma y traigan calor al invierno frío y gris en el que se encuentra mi corazón. Paso a paso, empezando por el principio, parando aún más atención a mis gestos, ilusionándome por algunos detalles y disfrutando de las emociones reencontradas, vuelvo a encender el horno. Todavía no sé hacia donde voy pero ya tengo más claro que sea donde sea y cómo sea, la cocina forma parte de mi vida y que hornearé lo que me apetezca y salga del corazón.

Para empezar, anoche preparé panecillos blancos con semillas de amapola (según la receta de los cinco minutos) y unos muffins de plátano y naranja con pasas al ron y nueces, cuya receta aparece a continuación:

Muffins de plátano y frutos secos

Ingredientes: 1 taza de azúcar, 125 gr de mantequilla o media taza de aceite de girasol, 3 plátanos maduros, 1 taza de zumo de naranja natural con su pulpa, 2'5 tazas de azúcar, 3 huevos, 1 sobre de levadura, un puñado de pasas remojadas en ron o brandy, 1 puñado de nueces picadas y 1 sobre de azúcar de vainilla y/o un poco de canela

Elaboración: Precalentar el horno. Mezclar los ingredientes en este orden. Verter en moldes previamente engrasados. Hornear 25 minutos a 180-190º, vigilando la cocción sin abrir la puerta del horno. Dejar enfriar antes de desmoldar.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Bizcocho marmolado de chocolate y café

Este postre lo he preparado para la sección de postres en la que colaboro, en el blog Cafeymás. Lo envio con un poquito de retraso porque quería haber preparado un postre durante el mes de octubre, pero mi primera opción un pan de café y chocolate salió mal.

Para realizar este bizcocho (y unos muffins que he hecho de paso, con la misma masa) me he basado en la receta básica de bizcocho que utilizo habitualmente, añadiéndole un poco de brandy para darle un toque especial, y por supuesto cacao y café, que se usan de forma independiente para crear el efecto marmolado que da nombre al postre.

Para prepararlo, necesitamos ir vertiendo en un bol grande, por este orden y mezclando bien cada vez que añadimos un ingrediente: tres huevos, 1 yogur natural (cuyo envase luego utizamos como medida, mencionando envase para abreviar), 2 envases de azúcar, 1 envase de aceite de girasol, 1 chorrito de brandy, 3 envases de harina y 1 sobre de levadura en polvo.

Una vez mezclados estos ingredientes, se debe reservar la mitad de la masa en otro bol. A continuación, añadir tres cucharadas de cacao en polvo al primer bol, y un café recién hecho al segundo. Mezclar bien el contenido de cada bol y a continuación verter ambas masas en un molde grande (o moldes individuales), previamente engrasado de mantequilla para que se pueda desmoldar con más facilidad al finalizar la cocción. Recomiendo empezar poniendo en el molde la masa de chocolate, porque será ligeramente más espesa que la masa de café. El molde utilizado debe ser grande, para que la masa no supere más de sus dos terceras partes, ya que durante el proceso de cocción la masa sube.

Introducir en el horno, previamente precalentado, y hornear a 180-190º durante unos 35-40 minutos. Se debe vigilar el proceso de cocción y el tostado de la superficie sin abrir el horno, para que el bizcocho no baje y no se produzcan variaciones bruscas de temperatura.

Sacar y dejar enfriar antes de desmoldar. Espolvorear con azúcar glas al servir.

¡A disfrutarlo!