Leyendo el periódico (El Pais, martes 15 abril 08) me encuentro con una reseña de un nuevo comercio que ha abierto en Barcelona. Se llama Turris y es una panadería situada en la Calle de Aribau, 158. No tengo el gusto de haberla visitado -ya quisiera, dicho sea de paso, poder hacer una escapadita a la ciudad condal, en mitad del trimestre- pero en pocas palabras, me ha llamado la atención el principio de la reseña porque desde que tenemos la panificadora mi visión del pan es muy similar. Dice Ana Pantaleoni, que firma la crónica: "Pan vivo. Pan artesanal. Sin congelar y sin precocer. Turris abre sus puertas con vocación de vender todos los días pan bueno, algo que no siempre es fácil de conseguir". ¡Qué razon tiene!
Cuenta la periodista que el obrador está dirigido por Xavier Garriga quién en 2002 publicó un libro Panadería artesana, tecnología y producción, que se puede adquirir fácilmente por la red. Garriga aboga por la bolsa de tela para la conservación del pan. Y yo me detengo en la idea, pensando en los niños del barrio entrando en Turris bolsa de tela en mano en busca del pan para la merienda del día siguiente. No es tan difícil.
Acaba Pantaleoni resaltando que en Turris piensan montar cursos para aprender a cocinar pan en casa, una forma de relajarse. No es que no lo secunde, porque a mí hacer pan también me relaja, pero puestos a desconectar, yo prefiero acercarme a Turris, con paradas previas en un par de museos, una paellita en la Barceloneta, un paseo por Las Ramblas y quizás una función de teatro. ¿A que tu también te apuntas?
El pan no es mío, lo he tomado prestado de Bake&Shake. Gracias :-)
viernes, 18 de abril de 2008
Hacer pan en casa, una forma de relajarse?
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